Cuaderno: Día 1, insuficiente
Eran como las 10 de la noche, y lo único que pensaba era en ti, me costó dormir, pero la verdad ya no podía seguir esperando a que me dieras señales de que me extrañabas en ese lugar.
Seguí pensando lo mismo por la mañana, sabiendo que nos veríamos, traté de arreglarme y verme linda, me compré un vestido, me maquillé con esos maquillajes que no uso nunca, me miré al espejo y me sentía feliz, linda esperándote.
Mientras me contabas cómo te había ido la noche anterior, el espejo dejaba de reflejar lo que había reflejado en la mañana, y no notaste ni mi vestido nuevo ni que el perfume que llevaba era otro, simplemente nos fuimos.
Todo el tiempo del trayecto imagino cosas, mi mente flota, maquina y me desmoraliza.
Llegando de vuelta te escucho cómo hablas, y busco esa señal que me diga que soy suficiente, pero no existe, simplemente no existo.
Las excusas son miles siempre, y yo me pregunto, por qué soy tan poca cosa para ti. Por qué me mantienes en este limbo, en ese oscuro limbo.
Abro las historias y veo las felices mentiras del resto, y yo a veces quisiera eso.
La suficiencia o insuficiencia no depende de nadie más que de ti, y de entregarle ese poder sobre ti a otro... El eterno dilema, o la constante interrogante en la que vivimos más mujeres por buscar fuera lo que hay solo en nosotras... La comparación, el valorar más lo de al lado que lo propio... Y entregarle tanto poder a alguien que al final, en verdad, no es más que un weon más... Y si mejor miras ese espejo de las fotos y ves que ma.unica poderosa es esa, que con lentes, con una taza de café, en zapatillas o tacos, con la bicicleta o lo que sea, es más poderosa, valiente y zorrona que cualquiera...
ResponderEliminar