certidumbre de finitud
En el peor de los casos todo volvería a comenzar desde el punto en que se quedó.
La vida era diferente en ese punto, las cosas parecen tan distantes y diferentes ahora, desde la distancia eterna y etérea del desinterés causado por el constante asedio de mi parte.
Pero ya no existimos en donde sea que quisiéramos, el mundo se ha detenido en la historia contada de dos actos, solo alcanzó para una parte y todo vuelve a comenzar, el ensayo no fue suficientemente bueno y jamás terminó por ser verdad.
Me pregunto cada día en cada hora, las cosas que dejé, los términos de mis propios intereses, los intereses de él, la vida de él, la nuestra y siento pena, alivio y rencor conmigo misma, el tiempo suma después de ciertas vivencias y ciertas edades, se vuelve rápido y lento y carece de linealidad, consta de poco sentido y me envuelve en la visión de alguien más. Contemplo todo lo que fui en ese instante. Lo intenté todo, lo hice todo y ¿seguiré así por mí?, tal vez; Los trozos de aquello y míos se envuelven se deshacen entre lo que queda de lo que siento y sentiré alguna vez y me pregunto cada día y a cada hora, aquellas cosas, aquellos términos.
Sigo y carezco de fortaleza, espero no malinterpreten, a veces también mi memoria me juega malos ratos y olvido lo que me trajo a este preciso momento, pero releo y lo comprendo y me esfuerzo, soy un desmemoriado y finito viviente que busca entre sus designios las señales para finiquitar, avanzar y no mirar aquello que fue o que pudo ser.
Porque en el mejor de los casos se dan la vuelta y por fin logran verme.
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