Al otro lado
Ya no puedo ponerlos en pausa aunque quisiera y se me imposibilita seguir de la misma forma por mucho más. Confieso que sonreí bastante por un corto periodo de tiempo, lo veo ahora, pero ese presente parecía infinito; contengo la respiración todo lo que puedo, pero aún así no logro quitarte de mi aliento reviviendo tus palabras cada que cierro los ojos, lo hago seguido y constante para así sentir que puedo acercarme un poco más a entender qué pude hacer tan mal.
No hay evidencia de la falta de emoción que te provoco ni de las pocas iniciativas que me involucran, pero duelen tan profundamente que quedan escritas en mi mente, en algún lugar que pronto olvido al verte.
Anhelo la profundidad, los toques infinitos, y aquellas palabras que reducían mis inseguridades a la nada. Recuerdo bien ser tan feliz con un par de frases que me dejaban en lo alto, que me permitían entregarme, pero mi incapacidad de ver los riesgos, me contienen ahora, y me aplastan contra la cruda realidad de los desechos.
Hoy me siento en el otro lado, en ese inhabilitado lugar en el que te dejan, cuando ya no eres la brillante novedad, cuando los trucos ya no son tan divertidos y las frases a veces escasean, en ese lugar donde te encontraron y te hicieron creer que eras la cosa más importante, ahí me dejan, creyendo que soy una causalidad de los acontecimientos que no merece más esas palabras endulzadas, menos tiempo, menos amor y mucho menos entrega.
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