y el alma colapsa
La diferencia es que seguimos, respondemos ante los demás,
tú más que yo al parecer.
Colapso frente a mi estado natural, rechazo tal idea de
inmediato, vuelvo al ruedo emocional y termino sin saber cómo comenzar a
dejarlo.
Se supone que la vida se encargaría lenta y continuamente de
desaparecerte y desaparecerme, pero no hace más que enemistarme, contrariarme y
desubicarme en aquel lugar estable en el que se asienta la cordura.
¿Se supone que este es el final feliz que todos buscamos?, ¿estarás
acaso en él ahora?, me conformo con el nunca; según algunos, mientras lo haga y
lo ame, será siempre uno.
Pero no aguanto tanto al tiempo ni al espacio, me superan en
número y de sobre manera, me estresan y me manipulan, me gobiernan y sacuden,
se aprovechan de mí. Sacan aquello memorable y lo convierten en nada, menos que
nada, absolutamente desperdicio de la nada.
Me levanto con esa sensación de quien sabe a que se
enfrentará, sin perjuicio de aquello, sigo el camino trazado como quien corre
al matadero para ser el alimento de millones. Aborrezco aquella idea, pero la
sigo, como sin voluntad, como sin alma, sin pensamientos sin absoluta certeza
de nada.
El desafío recurrente de que esperas algo, contrae lo poco
que me queda de alma, desfallezco al instante y me inspiró a seguirte y
buscarte, pero nunca te persigo realmente, solo es la idea de ti, la idea de
algo fundamental e intransigente que perdiste en el camino y que compartimos aunque no lo quieras.
Entiendo que tu esencia se diluye en el ambiente hostil del
trabajo diario, de las expectativas de mejor vida, de los logros y el destaque.
Intento recuperarte de aquello, pero ni siquiera te das cuenta, no me lo
permites y yo me sigo preguntando, por qué me esfuerzo en algo que ya ni
siquiera recuerdas.
Comentarios
Publicar un comentario