Desconociéndome
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Simultáneamente llegamos a las palabras innecesarias, a las que nunca deberían ser pronunciadas, a esas que antes de llegar a nuestra boca ya están en el total arrepentimiento.
¿Es acaso el mundo el que nos ha convertido en esto que no somos?, dos seres absolutamente diferentes que comparten vidas conjuntas, pero no se escuchan ni se hablan. En qué momento nos convertimos en completos extraños a nosotros mismos.
Soy el reflejo de algo que alguna vez tubo deseo y alma, hoy solo soy parte de un sistema acobardado que fluye entre otros sistemas, encontrando gozo reflexivo en los edificios que rodean el camino a casa. Vivo en el mundo de alguien que no puede responder ante la vida, porque ya fue dada la máxima experiencia que existía hasta este punto.
Un coma eterno que despierta entre tanto en tanto, sonrisa aislada de estupidez que permite pasar un buen rato y olvidar la profundidad en que caen los pensamientos a la noche, porque es cuando se encuentras las almas deprimidas con el máximo silencio de lo impenetrable. Es en esa calma que apareces siempre, lleno de cuestionamientos y ataduras, como si nos conectáramos por fin dentro de algo posible, pero no es real y sigue siendo sueño.
Despierto y sigo soñando, como si algo cambiara que ya nada me apega a lo que algún día fui. Hace semanas que no leo nada que no esté en una casilla digital y verte me recuerda un poco a lo que era, a lo que extraño de mi propio cuerpo, me acercas a eso que amo de mí, pero me alejas de lo que conozco hasta el momento y me cuestiono todo el tiempo si soy la que era o la que soy ahora, porque, en definitiva, el tiempo transcurrido es el mismo.
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