Reconstitución de escena


Photo by Dmitry Ratushny on Unsplash

Los obstáculos que pasamos día con día, parecen ser, definitivamente, nada en comparación al sufrimiento de alguna persona cercana, amigo, familiar o cadena de Facebook.

Desde pequeños nos condicionaron a sufrir menos, o a simplemente no hacerlo,  debido a la existencia de personas a las que les ha tocado una vida "más difícil" y es casi un pecado contra "Dios" hacerlo, pero, es acaso consuelo de tonto compadecerse del sufrimiento ajeno y no del propio,  porque ¿qué saben las personas en general sobre el sufrimiento que acompaña cada experiencia?. 

Las personas sufren en distintos grados, es como la resistencia al dolor, pero emocional, es finalmente lo que condiciona una vida feliz o triste, porque "si cambiamos la forma en que vemos las cosas, las cosas que vemos cambian"(Wayne Dyer), es nuestra experiencia, nuestra genética y la reminiscencia de todo lo que somos, lo que nos hace enfrentarnos día a día a diferentes exigencias que para algunos podrían ser nada y que para otros podría ser un todo.

No todos somos de fierro y acero, y no a todos nos afectan las mismas cosas, entonces, por qué criticamos tanto las razones de dolor, de agonía y agotamiento personal, es como si fuera imposible quejarse o compadecerse de uno mismo de vez en cuando, para cada queja hay un refuerzo positivo y a veces solo quieres sentirte miserable al respecto. 

Al, -odio mi trabajo-, siempre hay un, -pero por lo menos tienes uno-, al, -odio mi cuerpo-, siempre hay un, -por lo menos tienes todas sus partes y no "sufres" ninguna enfermedad-.

Así mismo encontraremos un montón de adversarios hacia el sufrimiento que se oculta a la realidad aparente, y se generan fotos y se comparten videos en cadenas de redes sociales sobre personas horas antes de un suicidio, con caras felices y "amando" supuestamente la vida y nadie sabe por qué, -si se veía tan feliz-.


Photo by Lily Lvnatikk on Unsplash

Nadie sabe y nadie se entera de cada sufrimiento y cada muerte que sufrimos día a día en cada uno de nuestras imperfectas o perfectas vidas aparentes, somos forzados a sentir menos y compadecer más porque hasta en eso somos "peores" o "mejores", ¡quién soy yo! para sentir dolor si hay personas con "peores" problemas o situaciones de vida adversas. No nos damos el tiempo de vivir duelos y no queremos estar mal porque significa ser débil y en el mundo no hay espacio para las reconstituciones de escena y ver por qué paso algo, para qué o con qué objeto. 

Nos da vergüenza asumir que solo vivimos con angustia, porque ahora todo el mundo vive angustiado por razones concretas, nos da miedo decir lo que sentimos, porque tal vez quién nos escucha está en una situación familiar complicada, nos acobardamos y guardamos, porque tal vez tener pena del clima un día no afecte a nadie en particular, pero los días suman semanas y las semanas meses y los meses suman un año y las aflicciones son acumulativas  y no desechables y es así como aparecen las personas que se tiran en el Costanera Center, se arrojan en el Metro y se cortan los brazos todas las noches tratando de sentir algo menos cada día.

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