Chilean way
Para quienes aman viajar, las distancias no son importantes, 12 o 13 horas en un asiento turista parecen nada comparado con las aventuras que les esperan en el lejano o cercano destino. Viajar para conocer, para vivir, para estudiar, para adquirir experiencia para liberar o solamente porque hay que viajar ya que es el nuevo status social en Chile.
Para estas personas estar en Chile es como estar en un trabajo mal pagado que no les gusta, del que se quejas todo el tiempo y con todos, en el que no se hace nada, y lo que se hace se hace mal. Entonces me pregunto, si no les gusta por qué siguen aquí.
He pensado millones de veces en irme, en vivir en un país más seguro, con menos delincuencia con más moda, con más zapatos!, pero, no puedo, siempre hay algo que termina por encantarme; he pensado millones de veces, y si me ganara un premio millonario, ¿dejaría todo y me iría al país de mis sueños?, pero la respuesta es siempre no. Siempre termino en un no, no podría, viajaría por el mundo todo el tiempo, pero mi sede central siempre estaría aquí, en un mejor aquí,pero aquí.
Es extraño, sobretodo cuando vivimos quejándonos del transporte público, de los servicios, de las personas, de la falta de oportunidades, de cómo en otros países es "otra cosa", pero lo que ocurre es que al final, después de todas las experiencias y de experimentar las cosas bien echas, te das cuenta que extrañas las cosas a medio hacer, que funcionan mal o que definitivamente nunca funcionaron, la rutina, hasta el metro, hasta los tacos, todo, la zona de confort, aquello que conoces y reconoces como propio, no queremos ser señalado como extranjero y debe ser difícil serlo. En el fondo amamos la comodidad de lo incomodo.
Para estas personas estar en Chile es como estar en un trabajo mal pagado que no les gusta, del que se quejas todo el tiempo y con todos, en el que no se hace nada, y lo que se hace se hace mal. Entonces me pregunto, si no les gusta por qué siguen aquí.
He pensado millones de veces en irme, en vivir en un país más seguro, con menos delincuencia con más moda, con más zapatos!, pero, no puedo, siempre hay algo que termina por encantarme; he pensado millones de veces, y si me ganara un premio millonario, ¿dejaría todo y me iría al país de mis sueños?, pero la respuesta es siempre no. Siempre termino en un no, no podría, viajaría por el mundo todo el tiempo, pero mi sede central siempre estaría aquí, en un mejor aquí,pero aquí.
Es extraño, sobretodo cuando vivimos quejándonos del transporte público, de los servicios, de las personas, de la falta de oportunidades, de cómo en otros países es "otra cosa", pero lo que ocurre es que al final, después de todas las experiencias y de experimentar las cosas bien echas, te das cuenta que extrañas las cosas a medio hacer, que funcionan mal o que definitivamente nunca funcionaron, la rutina, hasta el metro, hasta los tacos, todo, la zona de confort, aquello que conoces y reconoces como propio, no queremos ser señalado como extranjero y debe ser difícil serlo. En el fondo amamos la comodidad de lo incomodo.
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